Todo comenzó el día 10 de septiembre del
2015. Nos encontrábamos mi esposo y yo en Mendoza, Argentina. El lugar que nos
habían recomendado para cruzar la cordillera, así que nos quedamos una noche en
este pueblo.
Nos dirigimos a la estación de autobuses para comprar los boletos
( recomendación si eres extranjero, paga en efectivo con pesos argentinos, ya
que si pagas con tarjeta te toman el cambio oficial o si compras por internet
con tarjeta es el mismo caso) y nos comenta la persona del mostrador con muy mala
cara, que iba a ver si podía vender
boletos, porque el paso había estado cerrado dos días y no sabía hasta cuando
se iba habilitar, así que esperamos unos
minutos mientras entraba al sistema y nos comento que solo le quedaban dos
últimos lugares en un bus que era para el día 11 de septiembre 2015 a las 13:00
hrs. Así que los compramos, al día siguiente nos dirigimos a la terminal y
abordamos el bus, que por cierto iba lleno, para nuestra suerte nos habían
tocado los lugares de la parte de arriba de la primera fila, así que teníamos
asiento VIP. El bus partió a eso de las 13:20 hrs mientras se organizaban las
personas con las maletas y emprendimos camino hacía la aventura.
Pasamos por un río que se llama
Potrerillos, que es un lugar muy recomendable para pasar un fin de semana ya
que están rodeado de montañas. Avanzando veíamos las montañas con nieve, y
esperábamos el momento de llegar a ese lado, para tomar fotos increíbles.
Todo a nuestro paso era nieve, montañas
llenas de nieve, que presentaban un escenario inigualable, algo realmente
increíble. Veíamos las casa y hostales llenos de nieve, parecían las casas de
la villa navideña. No dejábamos de
asombrarnos y queríamos tomar foto de todo, y no éramos los únicos, en todo el
camino se escuchaba el clic de la cámara y alguno que otro flash deslumbraba.
Sin embargo, como la frontera había
estado cerrada dos días la fila de autos, autobuses y camiones de carga era
inmensamente larga, los buses tienen fila preferencial por así decirlo y puedes
pasar por el carril que es exclusivo para buses y autos, en alguna intersección
antes de llegar a la frontera a los autobuses los desvían ya que entran por
grupo a la aduana. Para que ocurriera
esto, pasaron 4 horas, nosotros al inicio felices, tomando fotografías del
paisaje, disfrutando del frío, todavía fuimos a la casa de cambio y nos
regresamos al bus a esperar, después de una hora, me venció el sueño, me
desperté y seguíamos en el mismo lugar, solo había avanzado muy poco. Alrededor de las 20:00 hrs nos indicó
el chofer que bajáramos solo con el
documento de identidad y nos formáramos una fila fuera del bus, todos
obedecimos, para nuestra suerte el frío esta más intenso y todos estábamos
temblando, esperamos unos 15 minutos, mientras nos asignaban ventanilla, fuimos
ingresando a una oficina donde había unas 6 ventanillas y todas con personas
esperando a ser atendidos. Pasamos por la ventalla UNO y nos colocaron un sello
de salida de Argentina, y teníamos que formarnos en la ventanilla DOS, para que
colocaran el sello de entrada a la República de Chile, y así cada uno de los
pasajeros hicimos lo mismo, regresamos al autobús tal como nos indicaron y
esperamos alrededor de una hora, nos indicaron que bajáramos nuestras maletas y
mochilas, y las que iban en la parte de la bodega el chofer las puso en una
plancha y las llevo al cuarto de rayos X, a nosotros nos formaron alrededor con
nuestras cosas, ya que el control de Chile no permite pasar con carne, plantas,
frutas , semillas, droga, etc. Esperamos unos 30 minutos mientras pasaban todas
las maletas y empezaron a llamar a las personas para ir pasando a la máquina de
rayos x y dejar uno a uno nuestras mochilas, bolsas y carteras. Nos recogieron un documento de declaración aduanal
que llenamos previamente al subir al bus desde Mendoza y regresamos a nuestros
asientos.
Ahora si todos felices, porque por fin ya íbamos
a Santiago, el bus hizo una parada en los Andes, estuvo unos 10 minutos
mientras subían y bajaban las personas y retomo camino, no se veía absolutamente
nada, todo estaba cubierto de nieve, no había alumbrado y el temor de caer al
precipicio era más aterrador. Afortuna mente llegamos sin problema, ingresando
a la capital de Santiago, nos encontramos con una advertencia de disturbios, ya
que había una barricada por los festejos, así que tuvo que desviarse el bus y
llegamos a la terminal alrededor de las 23:00 hrs, para nuestra suerte ya no
había metro y el transporte público era muy escaso, tuvimos que tomar un taxi,
lo cual fue sorprendente porque dentro de la estación hay que hacer fila para
esperar un taxi, pasaron unos 10 minutos y nos desesperamos, así que mi esposo
me dijo vamos caminando hacia la avenida principal, vimos venir un taxi que
decía LIBRE y lo abordamos, le indicamos el camino y todo resulto bien.
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